Javier Gorosabel ha sido, todavía es, una parte del Observatorio de Calar Alto y con su marcha perdemos algo de lo que es este lugar. Siempre se contó entre los usuarios más entusiastas y productivos de todos los telescopios, en proyectos variados tanto científicos como de instrumentación. Pero sobre todo, en el monte siempre aprendimos y nos reímos mucho con él. Aunque tardaremos un tiempo, porque tenemos el corazón encogido y notamos que las estrellas brillan un poquito menos, estamos seguros de que seguiremos aprendiendo de su ciencia y riéndonos junto a él en el recuerdo.
En nombre del observatorio de Calar Alto, acompañamos en el pesar a su familia y a todos quienes lo conocieron