Ayer se integró el canal visible en el espectrógrafo, una maniobra delicada que se completó con éxito.
Las puertas de acceso al telescopio de 3,5 metros del observatorio de Calar Alto se quedaron ayer pequeñas. Uno de los gigantescos ojos con los que el instrumento CARMENES buscará planetas como el nuestro se integraba con éxito tras volar, sujeto por una grúa, hasta una altura de más de 30 metros y entrar por la apertura de la cúpula hasta su ubicación en el telescopio.
Se está integrando el frontal de CARMENES, que conecta el instrumento al telescopio, recoge la luz y la inyecta en las fibras.
Se trata del primer gran subsistema que llega al observatorio, donde se realizarán comprobaciones a lo largo de esta semana.
Almería, 30 de abril de 2015. Antes de final año el instrumento CARMENES abrirá sus ojos, que observarán el cielo en el visible y el infrarrojo, en busca de planetas de tipo terrestre, uno de los principales desafíos de la astrofísica actual. A lo largo de 2015 se sucederán una serie de hitos que comienzan esta semana, con la integración del frontal del instrumento, que lo conecta con el telescopio, recoge la luz y la inyecta en las fibras.
Javier Gorosabel ha sido, todavía es, una parte del Observatorio de Calar Alto y con su marcha perdemos algo de lo que es este lugar. Siempre se contó entre los usuarios más entusiastas y productivos de todos los telescopios, en proyectos variados tanto científicos como de instrumentación. Pero sobre todo, en el monte siempre aprendimos y nos reímos mucho con él. Aunque tardaremos un tiempo, porque tenemos el corazón encogido y notamos que las estrellas brillan un poquito menos, estamos seguros de que seguiremos aprendiendo de su ciencia y riéndonos junto a él en el recuerdo.
En nombre del observatorio de Calar Alto, acompañamos en el pesar a su familia y a todos quienes lo conocieron
- IZw18 destaca por su extrema escasez de elementos pesados, un rasgo típico de las galaxias primigenias.
- Acaba de publicarse un mapa del helio ionizado en esta galaxia, que apunta a la presencia de estrellas peculiares similares a las primeras que brillaron en el universo.
Hace unos trece mil trescientos millones de años se formaron las primeras galaxias, compuestas casi en su totalidad por hidrógeno y helio, los elementos primordiales que surgieron tras el Big Bang. Su estudio, a día de hoy, resulta técnicamente muy complejo debido a su gran distancia, pero la observación de galaxias similares en el universo local se está revelando como un excelente atajo para conocerlas.
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